Aprender a tener paciencia y a ser constantes en el cuidado de las plantas
“Quiero esto y lo quiero ya” no sirve en el huerto infantil, si quieren sembrar en casa zanahorias, tendrán que aprender a esperar a que se formen para recolectarlas. Se recomienda al principio combinar cultivos de ciclo corto, que puedan cosecharse rápido, con plantas que compremos ya desarrolladas, como las aromáticas, y de las que podamos recoger hojas desde el primer día. De esta forma estarán más motivados porque, aunque para algunos frutos tengan que esperar, verán el resultado de su trabajo desde el principio.
Asumir responsabilidades
Según la edad y grado de madurez del niño, se le pueden asignar diferentes tareas, como regar, revisar las hojas por si aparece algún “bicho”, eliminar malas hierbas, o estar pendientes de si germinan las semillas. Sentirse capaces de realizar alguna tarea por sí mismos les ayuda también a potenciar la autoestima.
Promueve hábitos de alimentación saludables
Consumir las verduras que ellos mismos han cuidado y acaban de recolectar en su huerta es una motivación extra, que puede estimular a los niños a los que comer vegetales les cueste más trabajo. Al final se consigue aumentar el consumo de verdura en toda la familia.
Fomenta el trabajo en equipo y la participación de todos los miembros de la familia
Recoger sus primeras verduras es algo que a los niños les hace mucha ilusión y es muy bonito compartirlo con toda la familia. Se pueden hacer muchas actividades en la huerta que favorecen pasar un momento de ocio en familia como decorarla de acuerdo a la temporada, etc…
Desarrolla la curiosidad y el interés científico
¿De dónde salen las semillas de la lechuga? ¿Cómo se llaman esos bichitos que tiene mi planta y cómo puedo acabar con ellos? El huerto ecológico ayuda a desarrollar en los niños la capacidad de observación. En los últimos años se han creado muchos huertos escolares en los colegios, que potencian el interés de los niños por las ciencias naturales.
El huerto ecológico promueve el respeto por la naturaleza
Los niños aprenden que es necesario mucho trabajo para conseguir que una planta se desarrolle y de sus frutos, por lo que se concientizan de que no hay que arrancar ni destruir la vegetación (cuesta mucho hacerla crecer) ni dejar las verduras en el plato para que se tire todo ese esfuerzo a la basura. También se les puede concienciar sobre el ahorro de agua, y los beneficios para el medio ambiente de consumir productos locales y de temporada
Aumenta el nivel de cultura general de los niños
Las zanahorias no se fabrican en el supermercado, ni son una fruta, ¡son una raíz! No es lo mismo aprenderlo en un libro que vivir el ciclo de la planta, de la semilla al plato, en primera persona, en su huerto para niños.
Promueve la actividad física
Aunque sea una huerta pequeña, el huerto infantil es para los niños una actividad que les hace moverse: llenar la regadera, mover el saquito de tierra o las macetas… Es una alternativa que les permitirá despegarse por un rato de las pantallas.
El huerto infantil les enseña a enfrentarse a la adversidad
A veces vendrá una tormenta de viento y granizo que destruya las tiernas plantitas que acabábamos de transplantar, y les debemos enseñar a no desanimarse, volver a plantar y seguir. ¡No es más fuerte el que nunca se cae, sino el que siempre se levanta! Por este motivo es recomendable tener cultivos diferentes, para tener un plan B por si alguna planta sufre una pequeña “catástrofe natural”. De este modo también aprenden a valorar el trabajo de los agricultores y los problemas a los que estos profesionales se enfrentan.
Juanchitas es un lindo emprendimiento de dos hermanas que quieren llevar vida y experiencias a cada uno de los hogares colombianos, quieren enseñar e inculcar el arte de cultivar en casa, sembrar de manera orgánica y volver a disfrutar de las cosas simples. En Juanchitas estamos totalmente identificados con la vida saludable y la importancia de inculcar buenos hábitos en nuestros hijos y familia a través de una experiencia inolvidable.